Hace 72 años, mujeres mexicanas hicieron historia al conquistar el derecho al voto. Hoy, en las calles y oficinas de Michoacán, ese acto de justicia histórica se traduce en acción, voz y transformación.

En la oficina de la Seimujer, Alejandra Anguiano González observa fotografías de líderes comunitarias, jóvenes políticas y madres participando en su faena diaria: “Las mujeres no solo votamos, hoy gobernamos, decidimos y construimos el futuro”, dice, con un brillo que mezcla orgullo y urgencia.

A lo largo del estado, programas como “Mujeres al Poder” han llevado capacitación política a municipios donde antes la voz femenina era apenas un susurro.

En Zitácuaro, por ejemplo, un grupo de jóvenes gestiona ahora proyectos locales de infraestructura y cultura; en Uruapan, las mujeres de una cooperativa de alimentos aprendieron a negociar contratos y comercializar sus productos.

Cada historia es una pieza más en la construcción de un futuro donde la igualdad deja de ser aspiración y se convierte en realidad palpable.

El color y la energía se extienden también a campañas como “Las Solidarias”, que fortalecen la autonomía económica, y “Jalo x las Mujeres”, donde se enseñan derechos reproductivos y se asegura maternidad digna.

Salas de Lactancia, talleres de prevención de violencia y acompañamiento psicológico muestran que la transformación no es solo política: es tangible, se siente en la vida diaria, en el hogar, en la escuela y en la calle.

Niñas y adolescentes aprenden con la campaña “Es momento de soñar, no de ser mamá ni papá” que sus cuerpos y sus decisiones importan, que pueden estudiar, crear y liderar antes de asumir roles que la sociedad históricamente les impuso.

Cada taller, cada reunión y cada campaña refuerza un mensaje sencillo pero poderoso: ninguna mujer debe quedarse atrás.

“Cada acción de Seimujer es un homenaje a nuestras antecesoras y un compromiso con las que vienen detrás”, concluye Anguiano González.