En Michoacán, hasta el 30 % de los productos del campo se desperdician debido a problemas de logística en la distribución, especulación en los precios y otros factores económicos.
Lo anterior, implica que hortalizas, legumbres, frutas para exportación y lácteos de alta calidad terminan “en la basura”.
A pesar del costo ambiental, social y económico, estos productos no llegan a los mercados y mucho menos, a los sectores vulnerables que carecen de productos básicos.
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El Consejo Agroalimentario de Michoacán resalta que la producción agrícola en el estado se basa en 1.2 millones de hectáreas, con menos de la mitad tecnificadas.
El presidente del consejo, Carlos Ochoa Arceo, advierte que, si estos productos llegan al mercado, el valor de la canasta básica en cuanto a inflación disminuirá.
El costo ambiental de la producción alimentaria del estado es alto: especialistas del Instituto de investigaciones sobre los Recursos Naturales (Inirena) señalan que el 70 % del agua del estado termina en los campos de cultivo, y de este volumen, casi el 50 % se desperdicia por los obsoletos sistemas de tecnificación.