Una nueva generación crece bajo la sombra de desafíos sin precedentes. De acuerdo con un informe publicado por The Lancet, los adolescentes de hoy serán los primeros en vivir toda su vida en un planeta afectado por un clima global desestabilizado.

Para el año 2100, se estima que mil 800 millones de jóvenes enfrentarán temperaturas hasta 2.8 °C más altas que en la era preindustrial, con consecuencias graves para la salud, la biodiversidad y la estabilidad social.

Pero el cambio climático no es el único reto. Esta es también la primera generación de nativos digitales: el 79 % de los jóvenes de entre 15 y 24 años ya está conectado a internet.

Si bien esto abre oportunidades educativas y sociales, también implica riesgos como el ciberacoso, la desinformación y el aislamiento social.

Con el auge de la inteligencia artificial, expertos advierten que es urgente una regulación ágil para proteger a los jóvenes de los efectos adversos de esta transformación tecnológica.

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La salud física también enfrenta amenazas. Las tasas de obesidad adolescente han aumentado drásticamente, con una proyección de 464 millones de jóvenes con sobrepeso u obesidad en 2030.

El consumo de bebidas azucaradas y la vida sedentaria, muchas veces vinculada al uso excesivo de pantallas, son factores clave. El informe propone impuestos al azúcar y más programas deportivos en comunidades vulnerables como medidas urgentes.

Paralelamente, la salud mental vive una crisis silenciosa: para 2030, se calcula que los trastornos mentales y el suicidio provocarán la pérdida de 42 millones de años de vida saludable.

Las causas son múltiples: desde los efectos prolongados de la pandemia hasta la ansiedad climática y la presión digital.

A pesar del sombrío panorama, los investigadores destacan la resiliencia y esperanza de la juventud.

“Los jóvenes siguen siendo optimistas y quieren construir un futuro mejor”, concluye el informe, que llama a gobiernos y sociedades a invertir de manera urgente y estructural en su bienestar.