La sequía en los lagos más importantes de Michoacán, Pátzcuaro y Cuitzeo, los enfrenta a la debacle de la pesca, la actividad económica que les dotó de identidad.

Información de la Comisión Estatal de Pesca de Michoacán (Compesca) reveló que para el caso de Pátzcuaro, la actividad de las comunidades de pescadores se redujo a “lo artesanal y de supervivencia”; los lancheros sólo pescan para consumo propio y en temporada vacacional, para obtener propinas de los turistas.

Datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) revelaron que para 2023, los niveles del lago turístico más importante de Michoacán apenas alcanzaron el 40 %, uno de los indicadores más bajos.

En paralelo, el lago de Cuitzeo y su actividad pesquera siguen en profunda agonía, las comunidades pesqueras de Capacho y las colindantes de Huandacareo abandonaron por completo la pesca, mientras que en Mariano Escobedo y la zona de Santa Ana Maya luchan por sobrevivir.

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La Conagua documentó que hasta el 80 % de la superficie del segundo lago más grande del país está completamente seco y la actividad pesquera se redujo a la producción de charales cada seis meses.

El titular de la Compesca, Ramón Hernández Orozco detalló: “Propiamente la pesca en Pátzcuaro es artesanal, no es comercial, es una pesca de sobrevivencia donde el pescado lo sacan solo para sobrevivir”.

“En Cuitzeo es rica en charal y son de los más importantes, pero ahí es cíclica la sequía, baja por seis meses del año. En términos de pesca se puede si tiene agua, el gran problema de Cuitzeo es la sequía; en Michoacán está afectado el 80 %”, insistió.

En los casos de ambos lagos, el deterioro por deforestación, azolve, descargas de aguas negras, falta de programas de tratamiento de aguas residuales e incluso los efectos del calentamiento global, finalmente cobraron factura.