Los Angeles enfrenta una crisis devastadora a medida que los incendios forestales, que han estado activos durante cinco días, continúan expandiéndose, provocando que al menos 16 personas hayan perdido la vida, y más de 12 mil estructuras hayan sido destruidas, arrasando barrios enteros que albergaban propiedades multimillonarias.

La situación se ha vuelto crítica, con la extensión de las llamas obligando a las autoridades a declarar nuevas órdenes de evacuación.

El fuego más grande, ubicado en la costa de Malibú y el barrio de Pacific Palisades, ha consumido aproximadamente ocho mil hectáreas y solo ha sido contenido en 11 %.

Hasta ahora, se estima que las pérdidas económicas alcanzan entre 135 mil millones y 150 mil millones de dólares, lo que convertiría a este desastre en el más costoso en la historia de California.

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El gobernador Gavin Newsom ha ordenado una revisión independiente de los servicios de distribución de agua de la ciudad, tras preocupaciones sobre la falta de suministro y la baja presión en los hidrantes durante los primeros días de los incendios.

Además, Kristin Crowley, jefa de bomberos de Los Angeles, ha denunciado la escasez de personal y recursos, mientras la alcaldesa Karen Bass asegura que los responsables de los servicios de emergencia están coordinados en su respuesta ante la crisis.

Con 153 mil residentes evacuados y 57 mil estructuras en peligro, el alguacil del condado, Robert Luna, ha indicado que otros 166 mil habitantes han recibido advertencias de posibles evacuaciones.

Las devastadoras condiciones han llevado a la firma AccuWeather a comparar los daños con los provocados por el huracán Helene, que afectó a varios estados del sureste, aunque los incendios en Los Angeles están afectando a áreas densamente pobladas con propiedades de alto valor.