Equipos de rescate trabajan contrarreloj en el centro de Filipinas tras un sismo de magnitud 6.9 que dejó al menos 69 muertos y más de 200 heridos, además de daños significativos en viviendas y edificios. Las labores de búsqueda incluyen el uso de retroexcavadoras y perros rastreadores para localizar sobrevivientes entre los escombros.

El epicentro se registró a unos 19 kilómetros al noreste de la ciudad costera de Bogo, en la provincia de Cebú, a apenas cinco kilómetros de profundidad. La mitad de las víctimas se concentraron en esta ciudad, mientras que otros decesos se reportaron en localidades cercanas como Medellín y San Remigio, donde deslaves y caídas de escombros también provocaron muertes.

La lluvia intermitente y los daños en puentes y carreteras complican la asistencia, mientras más de 600 réplicas se han registrado, aumentando el riesgo de deslaves. Miles de residentes prefirieron pasar la noche en campos abiertos y parques, a pesar de las lluvias, temerosos de regresar a sus hogares.

Filipinas, ubicada en el llamado “Anillo de Fuego” del Pacífico, enfrenta con frecuencia terremotos y tifones. Autoridades locales y expertos advirtieron sobre la vulnerabilidad de laderas empapadas y mantienen la alerta para prevenir más tragedias mientras continúan las labores de rescate y evaluación de daños.