Las devastadoras inundaciones repentinas en el centro de Texas han dejado al menos 82 personas muertas, entre ellas 28 niños, según autoridades estatales.
El condado de Kerr fue el más afectado, con 68 fallecidos confirmados, y aún se busca a 10 niñas y una monitora del campamento cristiano Mystic, arrasado por la crecida del río Guadalupe.
El gobernador Greg Abbott advirtió que persiste el riesgo por lluvias intensas en varias regiones del estado.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta por acumulaciones de hasta 25 centímetros de lluvia en algunas zonas, mientras continúa la búsqueda de al menos 41 personas desaparecidas.
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Equipos de emergencia, voluntarios y rescatistas con perros, botes y helicópteros recorren las áreas afectadas desde el viernes. Las labores de recuperación también avanzan: ya se limpian carreteras y se retiran escombros, principalmente en Kerrville, epicentro de la tragedia.
El presidente Donald Trump firmó una declaración de emergencia que activa los recursos federales a través de FEMA.
Aunque no ha viajado a la zona, indicó que planea hacerlo el próximo viernes, argumentando que su presencia ahora podría dificultar las tareas de rescate y asistencia.