Alcaldes, víctimas de la violencia en Michoacán
evangelio | 26 septiembre, 2023

Más de una decena de presidentes municipales han sido asesinados en los últimos años en Michoacán; desde la Sierra Costa hasta el oriente michoacano y de la Tierra Caliente hasta la Meseta Purépecha, la violencia “decapitó” a los ayuntamientos.

El Gobierno de Michoacán ha reconocido que los ayuntamientos y las estructuras de las alcaldías son las más vulnerables a los embates del crimen organizado.

Desde hace al menos dos años las autoridades estatales ha exhortado a los ediles en funciones a que denuncien amenazas.

El historial de atentados contra alcaldes data incluso desde principios de la “guerra contra el narco”.

2008

En 2008, el alcalde Juan Marcelo Ibarra Villa del municipio de Villa Madero sufrió un atentado a balazos cuando viajaba en su vehículo particular acompañado de su familia.

2011

En 2011, Ricardo Guzmán Romero, presidente municipal de La Piedad, fue ejecutado a balazos cuando se encontraba realizando acciones proselitistas en su mismo municipio.

Ricardo Guzmán Romero, expresidente municipal de La Piedad.

2013

En el año 2013, Ygnacio López Mendoza, munícipe de Santa Ana Maya, también fue ejecutado y abandonado en un camino del estado vecino de Guanajuato; de su muerte poco se dio a conocer con el paso de los años.

Ygnacio López Mendoza, exmunícipe de Santa Ana Maya.

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En febrero del mismo año, el presidente municipal interino de Nahuatzen, Wilfrido Flores Villa, fue baleado en un restaurante mientras desayunaba en el municipio de Pátzcuaro, minutos más tarde, trascendió que falleció por las heridas provocadas en el atentado.

2014

En marzo de 2014, y tras dos atentados, el alcalde de Tanhuato, Gustavo Garibay García, fue asesinado en la puerta de su casa cuando se dirigía a realizar sus funciones como presidente municipal.

Gustavo Garibay García, exalcalde de Tanhuato.

2017

Para 2017, el alcalde de Paracho, Stalin Sánchez Sánchez, fue ejecutado por un grupo armado cuando caminaba de su casa con rumbo a la presidencia municipal. Tras su muerte, se generó un gran descontento en los pueblos de la Meseta Purépecha por la presencia del crimen organizado y la inseguridad.

Stalin Sánchez Sánchez, expresidente de Paracho.

2018

En 2018, tras el proceso electoral, el alcalde electo de Buenavista, Elíseo Delgado, fue baleado y muerto en el municipio de Tierra Caliente. Después del atentado, al menos 3 integrantes del cabildo, incluyendo la síndico municipal terminaron saliendo de la región ante las amenazas de los grupos delictivos.

También en 2018, el presidente municipal de Nahuatzen, David Otlica Avilés, fue “levantado” de su domicilio en la cabecera de dicha demarcación, apenas horas más tarde, su cuerpo fue encontrado sin vida en un paraje del municipio que había empezado a gobernar apenas meses antes.

Elíseo Delgado, expresidente de Buenavista.

2022

En febrero de 2022, el edil de Contepec, Enrique Velázquez Orozco fue “levantado” y asesinado en su propio municipio; sobre el caso, ya se han cumplimentado órdenes de aprehensión de presuntos autores materiales.

Apenas semanas más tarde, el alcalde César Arturo Valencia Caballero y su asesor René Cervantes Gaitán fueron asesinados en la región de la Sierra Costa del estado, en un ambiente de incertidumbre por la pugna de grupos delincuenciales por el control de la región.

En noviembre de 2022 se dio a conocer la renuncia de la presidenta municipal de Penjamillo, Xóchitl Kareli Del Río Carranza, y todo el Cabildo, después de semanas de amenazas y presión del crimen organizado. Por la violencia de la región, los funcionarios “huyeron” de Penjamillo, por lo que se tuvo que nombrar una comisión especial para el gobierno municipal.

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2023

Para 2023, el atentado más reciente fue el rapto de la alcaldesa de Cotija, Yolanda Sánchez Figueroa, en Zapopan Jalisco; la edil estuvo en cautiverio por más de 72 horas, presuntamente en manos del crimen organizado.

Los ayuntamientos y los presidentes municipales han sido considerados como el nivel de gobierno más expuesto a agresiones por los grupos delincuenciales y la crisis de violencia que se vive actualmente, así como también de ser susceptibles a temas de corrupción y de colusión con actividades delincuenciales.

En la mayoría de los casos, los municipios no cuentan con los estados de fuerza necesarios para garantizar la integridad de sus propias estructuras de gobierno y mucho menos para atender las necesidades de la población para la cual gobiernan.

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