Las recientes elecciones en los estados federados alemanes de Turingia y Sajonia han revelado un ascenso del partido Alternativa para Alemania (AfD).

Ese crecimiento ha generado preocupación más allá de las fronteras alemanas, suscitando inquietudes sobre el fortalecimiento de las tendencias populistas y de ultraderecha en el continente europeo.

Con elecciones regionales programadas en los próximos meses y comicios nacionales en septiembre de 2025, se teme que el crecimiento del AfD no solo se mantenga, sino que podría consolidarse a nivel nacional.

El fenómeno de la ultraderecha no se limita a Alemania. En Italia, Francia y España, los partidos populistas han logrado establecerse en el panorama político.

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En Austria, el Partido de la Libertad (FPÖ) es líder en las encuestas para las próximas elecciones parlamentarias, con su líder, Herbert Kickl, ambicionando convertirse en lo que él denomina el “canciller del pueblo”.

En el contexto español, el gobierno socialdemócrata, que se sostiene mediante el apoyo de partidos separatistas, enfrenta el crecimiento continuo de la ultraderecha representada por Vox, que se ha convertido en la tercera fuerza a nivel nacional.

Países como los Países Bajos, Suecia y Finlandia también han visto el ascenso de fuerzas de ultraderecha en sus gobiernos.

En Hungría, el partido Fidesz, que oscila entre la derecha nacionalista y la ultraderecha, ha estado en el poder durante 14 años bajo el liderazgo de Viktor Orbán, quien ha continuado radicalizando la política del país y enfrentándose a la Unión Europea.

La tendencia hacia partidos de ultraderecha en Europa se ha acelerado, impulsada por una combinación de factores como la política migratoria, tensiones económicas y un sentimiento generalizado de desconexión entre muchos votantes y los partidos tradicionales.