A escasos días de que la presidenta Claudia Sheinbaum anunciara que pedirá una investigación para detectar presuntas irregularidades en el manejo del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo, resurge el vínculo de la titular del Consejo Asesor Empresarial, Altagracia Gómez, con quizás el empresario que se vio más beneficiado en ese tiempo, el priista Raymundo Gómez Flores.
A sus 32 años, Altagracia Gómez Sierra ha pasado del bajo perfil empresarial a convertirse en una de las figuras del equipo cercano de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Heredera de un emporio forjado en las privatizaciones del sexenio salinista, ahora lidera el consejo asesor empresarial del actual gobierno y coordina la interlocución con el sector privado para impulsar proyectos de relocalización, infraestructura y desarrollo regional.
Una herencia forjada en las privatizaciones
Gómez Sierra es la tercera generación de una familia jalisciense cuyo ascenso económico se consolidó con la privatización de empresas públicas durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Su padre, el exsenador priista Raymundo Gómez Flores, adquirió junto con su socio Salvador Sánchez empresas como Minsa y DINA —productoras de masa de maíz y camiones, respectivamente—, que hoy conforman el núcleo de Promotora Empresarial de Occidente (PEO), presidida por Altagracia.
“Fuimos uno de los grupos que participó más activamente en las privatizaciones. Unas se ganaron (Minsa, DINA y Almer), y otras se perdieron (TV Azteca)”, reconoció ella misma en el podcast Cracks en 2022.
De la mochila de las Chivas a la Cuarta Transformación
La historia familiar es inseparable de la política. En 1988, su padre viajó a Austria con una mochila del equipo de fútbol de las Chivas para conseguir un crédito que les permitiera adquirir DINA.
Un año después, ya contaban con la empresa, adquirida por un precio inferior a su valor real, como señaló en su momento la prensa económica.
El respaldo del entonces presidente Salinas fue clave, como también lo sería el apoyo de gobiernos posteriores, incluido el de Felipe Calderón, al que Minsa vendió harina durante la crisis del precio de la tortilla.
Hoy, esa misma familia vuelve a estar cerca del poder, pero el discurso ha cambiado.
Del empresariado al corazón de Morena
Altagracia Gómez mantiene una agenda intensa, entre vuelos, reuniones y foros sobre el futuro económico de México.
Fue encargada de coordinar 58 foros regionales en el marco de los Diálogos por la Transformación, que Sheinbaum presentó como insumo programático para su eventual gobierno.
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La empresaria lo calificó como un ejercicio “apartidista ni político”, aunque su cercanía con la candidata era evidente.
Ambas se conocieron en 2022, cuando la entonces Jefa de Gobierno recibió a Gómez Sierra en una audiencia matutina para hablar de transporte público.
DINA, ahora presidida por su hermano Ararggo Gómez, desarrolló prototipos de autobuses eléctricos para la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) de la Ciudad de México en 2023. Desde entonces, la alianza política-empresarial ha tomado forma.
Una voz empresarial con nuevo lenguaje
Altagracia domina hoy el lenguaje de la Cuarta Transformación; habla de “prosperidad compartida”, “bienestar social” y “reducción de la pobreza”, aunque desde una lógica pragmática.
“Si tu ventaja competitiva es que eres amigo de un político, tienes que mantener esa relación”, ha dicho en entrevistas.
Durante el Congreso Internacional de Nearshoring en Aguascalientes, en marzo de 2024, afirmó: “Como país no tenemos una política industrial de largo plazo (…). Esta es una oportunidad para usar la economía como herramienta de transformación social”.
Heridas del pasado que no cierran
El ascenso empresarial de su familia también dejó heridas abiertas.
En los noventa, Estrella Blanca —empresa donde su padre era accionista— adquirió Tres Estrellas de Oro, lo que derivó en una huelga que terminó con el despido de mil 67 trabajadores sin respaldo sindical.
A casi 30 años, los afectados exigen una mesa de reparación con Altagracia al frente.
“Si en verdad es congruente con los derechos humanos y la prosperidad compartida, debería sentarse a dialogar”, señaló Cuauhtémoc Rueda, vocero del grupo de extrabajadores.
Continuidad en el poder
La empresaria, que ha mantenido su vida fuera de redes sociales, asegura que no busca reflectores; sin embargo, ha terminado al centro de la conversación.
“A mí me conocen los que me conviene que me conozcan”, dijo en 2022.
El académico de la UAM, Harim Gutiérrez, explicó: “Con respecto a la nueva administración, ningún grupo empresarial ha quedado tan bien parado como Promotora Empresarial de Occidente”.
Mientras que su padre, Raymundo Gómez, sigue viendo con recelo al actual régimen: “En el discurso sí se distancian del neoliberalismo. En la práctica, los veo totalmente de derecha”, declaró en 2022.
El giro de Altagracia Gómez, de heredera del salinismo a aliada estratégica de la izquierda en el poder, ilustra una tendencia más amplia: un empresariado que sabe adaptarse al vaivén político para mantener influencia.
“Es tiempo de mujeres”, dicen en el entorno de Sheinbaum. Y también, al parecer, de herencias que se reinventan.