El Alzheimer, más que una enfermedad, representa una carga silenciosa que afecta tanto a quienes la padecen como a las familias que los acompañan. En México, alrededor de 1.5 millones de personas viven con algún tipo de demencia, de las cuales entre 60 y 80 por ciento corresponden al Alzheimer, según la Secretaría de Salud y la Federación Mexicana de Alzheimer (FEDMA).
La OMS estima que para 2050 estas cifras podrían triplicarse, planteando un reto sin precedentes para el sistema de salud y los cuidadores familiares.
La doctora Miriam Edith Jiménez González, neuróloga pediatra y directora médica de Biogen México, explicó que el Alzheimer no discrimina y que el riesgo aumenta a partir de los 55 años.
Subrayó que los olvidos frecuentes no siempre son normales: confundir la función de los objetos o perder orientación en espacios cotidianos son señales de alarma que requieren atención médica inmediata. También se presentan cambios en el juicio, alteraciones del estado de ánimo y episodios de irritabilidad o agresividad.
El impacto en los cuidadores es profundo. La mayoría son mujeres, generalmente hijas o esposas, que sacrifican su vida personal y laboral para atender a sus seres queridos. La doctora Jiménez González recomienda formar redes de cuidado de al menos tres personas para repartir responsabilidades, garantizar descanso y preservar la salud del cuidador principal.
El diagnóstico temprano sigue siendo un desafío. La doctora Xóchitl Gómez Roel, médica internista y directora médica de EISAI Laboratorios, apunta que los pacientes suelen pasar años en consultas generales antes de ser referidos a especialistas.
Las pruebas diagnósticas, que incluyen estudios de sangre o neuroimagen, pueden costar entre 5 mil y 10 mil pesos, un gasto elevado para muchas familias. La educación, la detección temprana y el apoyo a pacientes y cuidadores son clave para enfrentar una enfermedad que marcará la vida de México en las próximas décadas.