En su libro ¡Gracias!, el presidente Andrés Manuel López anuncia que próximamente dará a conocer un último informe sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Sin embargo, asegura: “nunca cerraremos, por consigna política, este vergonzoso y lamentable caso, y siempre será un expediente abierto”.
El mandatario reflexiona sobre lo sucedido en Iguala, Guerrero, en 2014, atribuyendo la desaparición de los estudiantes a la asociación delictuosa entre autoridades locales y grupos criminales.
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También señala que el crimen no fue ordenado por el presidente ni por autoridades federales de alto rango, sino que fue producto de la asociación delictuosa y el encubrimiento de la llamada “verdad histórica” generó complicaciones.
El proceso para solicitar órdenes de aprehensión de funcionarios reveló una confabulación que involucraba al ex procurador Murillo Karam y otros exfuncionarios.
También reconoce que algunos militares podrían haber estado involucrados en los hechos de Iguala, pero se tomaron medidas en su contra a pesar de la falta de pruebas suficientes.
Además, se publicaron documentos que respaldan la versión de que la banda delictiva Guerreros Unidos tuvo a varios estudiantes en su poder y presuntamente los llevó a una funeraria donde los habrían cremado.