El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró que la reforma al Poder Judicial haya sido aprobada en el Senado, aun con el voto del legislador del PAN, Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del senador suplente Miguel Ángel Yunes Lunares, sobre quien pesan denuncias por abuso infantil, documentadas en el libro de “Los demonios del Edén”, de Lydia Cacho.
De hecho, fue el voto del panista el que definió la mayoría calificada que necesitaba Morena y sus aliados para pasar la reforma sin cambiar una sola coma.
Yunes Linares fue relacionado por la periodista Cacho en su libro como parte de una red de pederastia asentada en Quintana Roo.
En 2021, Cacho dijo en una entrevista que Yunes Linares no había sido arrestado, en el contexto de la detención del exgobernador de Puebla, Mario Marín, uno de los principales implicados en la misma red y que recientemente obtuvo la prisión domiciliaria de parte de un juez.
En conferencia de prensa matutina, el mandatario aseguró que la decisión favorable fue tomada de “manera libre” por los legisladores, a la que se incluyeron dos senadores del PRD: Araceli Saucedo y José Sabino Herrera.
“Esto no deja satisfechos a muchos, a otros sí les agrada el que se haya aprobado esta reforma al Poder Judicial. Yo estoy en los últimos, a mí me agrada”, comentó.
—¿Aprobada con este voto? —preguntó una reportera sobre el voto del senador Yunes Márquez, respaldado por su padre.
—¡Sí!, con cualquier voto —respondió el mandatario y prosiguió—, “porque creo que es importantísimo el terminar con la corrupción y con la impunidad”.
Para López Obrador, al menos en su argumento, el fin justifica los medios, pues habló de que, con esa reforma, los ciudadanos podrán elegir libremente a sus jueces, magistrados y ministros.
“Creo que vamos a avanzar en México y vamos a dar un ejemplo al mundo, porque el Poder Judicial, está más que demostrado, no imparte justicia”, dijo, aunque habló de “honrosas excepciones” que no están en contubernio con el poder económico.
Y añadió: “Cómo se logró esa mayoría, pues sí es importante, pero también hay que ver el beneficio que va a significar para el futuro de nuestro país”.
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Reconoció sonriendo que tiene “diferencias públicas y notorias” con Yunes Linares y lanzó una frase que lo ha acompañado durante su sexenio: “Hay que optar entre inconvenientes”.
Cuestionado sobre si su gobierno negoció algo con Yunes Linares, el mandatario, con tono tajante, respondió “nada” tres veces.
“Se piensa que hubo una negociación porque es uno de los problemas que tienen los conservadores y sus voceros, que creen que somos iguales a ellos”, argumentó y rechazó haber hablado con Yunes y su hijo.
—El senador Adán Augusto (exsecretario de Gobernación) habló con él —le mencionó la reportera.
—Sí, posiblemente, porque a él le corresponde, él es legislador, ese es su trabajo —contestó en seco, aunque luego reconoció que estaba enterado de que hubo una conversación, negando el contenido de esta.
“No creo que haya tranzado, para decirlo con claridad. Eso no lo hace ningún integrante de Morena”, afirmó, y señaló que esas “tranzas” se hacían durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Alegó que su tarea como titular del Ejecutivo fue enviar la iniciativa de reforma al Poder Judicial, y que la de los legisladores es revisarla, por lo que llamó a sus opositores a buscar otra interpretación sobre los motivos que llevaron a Yunes Márquez a votar a favor de la reforma.
—Algunos pueden decir que la aprobación de la reforma judicial, ante esta visión, fue un “haiga sido como haiga sido” —le volvió a cuestionar la reportera en franca referencia a la declaración que hizo Felipe Calderón cuando fue declarado ganador de las elecciones de 2006, señaladas de fraudulentas por el entonces perredista López Obrador.
—Lo que se tiene que pensar es que hace falta esta reforma…
—¿No importa cómo se vote y cómo se obtengan los votos? —interrumpió la reportera.
—Sí importa, porque en política los medios son fines… —respondió.
López Obrador, atrapado por los cuestionamientos de la reportera, dijo que quizás los Yunes (en particular Linares, a quien se ha referido como corrupto) cambiaron de parecer, pero no por dinero o amenazas.
“Fue una decisión política”, dijo y se fue por las ramas.