A casi cuatro años del cambio de administración, el Gobierno de Michoacán continúa enfrentando pasivos superiores a los 300 millones de pesos por concepto de ejecución de obra pública, originados durante el periodo de Silvano Aureoles Conejo.
De acuerdo con Rogelio Zarazúa, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), estos compromisos financieros han complicado la planeación de nuevos proyectos, pues gran parte de los recursos federales asignados a la entidad se mantienen comprometidos para saldar obligaciones anteriores.
El funcionario explicó que, aunque en los últimos años se han destinado cientos de millones de pesos para liquidar la deuda, aún persisten laudos y procedimientos derivados de irregularidades en contratos, lo que retrasa la capacidad del estado para emprender infraestructura estratégica.
En el arranque de obras en Huandacareo, Zarazúa subrayó que el rezago financiero representa un lastre para la contratación de nueva obra pública, lo que limita la capacidad de respuesta a las necesidades de municipios y comunidades.
Actualmente se intervienen más de una decena de carreteras de jurisdicciones estatales y federales de prioridad económica a pesar del lastre económico que el panorama anterior representa.
Cabe destacar que las últimas estimaciones financieras refieren que Aureoles Conejo heredó más de 50 mil millones de pesos en deudas al ejecutivo estatal, la mayoría relacionada con la corrupción.