Octavio Efraín Escobedo acababa de estacionar su vehículo cuando una motocicleta se detuvo frente a su domicilio. Uno de los dos ocupantes descendió, se acercó con aparente familiaridad y le disparó sin previo aviso. Eran poco más de las 21:00. El empresario, dedicado a la organización de jaripeos, cayó muerto frente a la banqueta, en pleno corazón de la colonia Félix Ireta, una zona de tránsito constante entre viviendas, comercios y parroquias.

El ataque ocurrió sobre la calle Cutzi, a espaldas de Soriana Río y a unos metros de la parroquia San Marcelino Champagnat. Según las primeras indagatorias, los agresores llevaban mochilas de repartidor de comida, una estrategia que les permitió aproximarse sin levantar sospechas. Dispararon al menos en cuatro ocasiones, una de ellas directamente a la cabeza. Luego huyeron a toda velocidad en dirección a avenida Solidaridad.

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Fueron los propios vecinos quienes alertaron a las autoridades tras escuchar los disparos. Al arribar al lugar, confirmaron que la víctima ya no contaba con signos vitales. La zona fue acordonada y el personal de la Fiscalía de Michoacán procesó la escena: levantaron casquillos percutidos, fotografías del lugar y rastros que pudieran apoyar la investigación. El cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense.

Escobedo era conocido en el medio del jaripeo por su promotora “Sangre Brava”, con la que organizaba montas en municipios como Tarímbaro, Charo, Álvaro Obregón y Acuitzio. También era propietario de un autolavado en las inmediaciones. Tras el crimen, amigos y conocidos convocaron a una cabalgata en su memoria, partiendo desde la parroquia del barrio hacia la Monumental de Morelia, donde se realizó un homenaje.

La Fiscalía de Michoacán confirmó que ya inició una carpeta de investigación, aunque hasta ahora no ha ofrecido detalles sobre líneas de investigación ni móviles confirmados. Tampoco ha emitido ninguna declaración que vincule a la víctima con actividades fuera de su ámbito profesional.

Su asesinato deja abiertas preguntas sobre la razón por la que alguien atentó contra él de forma tan directa, en una zona transitada y a una hora común, sin que hasta el momento exista una explicación clara ni detenidos.