Asesinan a joven en la Central de Abastos de Morelia
evangelio | 20 abril, 2025

El sábado 19 de abril de 2025, a plena luz del día y en uno de los espacios más concurridos de Morelia, un crimen violento volvió a sacudir la cotidianidad. Cristian N., un joven de 26 años, fue asesinado a balazos frente a una bodega de cebollas dentro de la Central de Abastos.

De acuerdo con testigos y reportes policiales, el ataque ocurrió cerca de la 13:15 sobre la calle Sandía, una de las más transitadas del complejo. Cristian trabajaba como cargador. Se encontraba descargando producto cuando fue interceptado por sujetos armados que le dispararon al menos en quince ocasiones. Los impactos de bala lo alcanzaron en la espalda y la cabeza. Los atacantes huyeron a bordo de un vehículo gris rumbo a la colonia Primo Tapia.

Policías municipales llegaron al sitio minutos después, acordonaron el área y solicitaron la intervención de peritos. La escena, sin embargo, reflejaba más que un crimen puntual: era un recordatorio de que ni siquiera los centros de comercio más establecidos están libres del fuego.

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Este hecho se suma a al menos 10 homicidios registrados en Morelia solo en abril de este año, en una escalada que ha incluido asesinatos múltiples, cuerpos calcinados y hallazgos con signos de tortura. La violencia no discrimina horarios ni zonas, y la Central de Abastos ha sido escenario de varios hechos similares en los últimos anos.

Hasta el momento, las autoridades no han reportado detenidos por el asesinato de Cristian, y el silencio institucional es el mismo que ha seguido a otros casos similares. Los comerciantes de la Central viven entre el bullicio de las ventas y el temor latente de la violencia. Muchos optan por no hablar. Otros, simplemente, han aprendido a seguir trabajando con los disparos en la memoria.

El crimen en la Central de Abastos no es solo un ataque a una persona: es un golpe a la economía informal y formal que sostiene buena parte del abasto alimentario de Morelia y municipios aledaños. Este mercado concentra una red de microempresarios, transportistas, jornaleros, comerciantes y consumidores que interactúan en un sistema interdependiente.

Cada hecho violento genera un efecto dominó: ahuyenta a proveedores, desincentiva la inversión, encarece productos y paraliza temporalmente la actividad comercial. Cuando se vulnera un punto neurálgico de la cadena económica local, no solo se afecta la percepción de seguridad: se erosionan las bases de la estabilidad económica y social de la ciudad. No protegerlo, no priorizarlo, es no entender su peso en la estructura que sostiene a Morelia.

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