La titular de la Secretaría de Educación en Michoacán, Gabriela Molina Aguilar, dijo que la campaña en contra de los nuevos libros de texto está impulsada por compañías privadas que perdieron contratos anuales por más de mil 500 millones de pesos para su impresión.

La funcionaria estatal sostiene que desde la oposición se fomentan mentiras sobre su preocupación por el supuesto contenido radical de los libros, cuando en realidad lo que les preocupa es que ya no podrán con el dinero de los contratos que mantuvieron en anteriores gobiernos.

Se trata de negocios anuales por más de mil 500 millones de pesos en la impresión de libros de texto, dijo Gabriela Molina, y lamentó que el debate público, en vez de centrarse en fortalecer la educación, se enfocó en la información falsa, la satanización y la politización al derecho a la educación de las niños y adolescentes.

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En su mensaje en conferencia de prensa en Casa Michoacán, la secretaria de Educación dijo que por primera vez se dejó de lado la postura mercantilista con que los libros y la educación habían sido tratados.

El modelo educativo anterior, explicó, daba grandes beneficios a empresas privadas al otorgarles anualmente la impresión de libros, lo cual cambió con el gobierno actual, ya que ahora se beneficia a la industria pública, y se fortalece junto a expertos, docentes, científicos y padres de familia.

“No desaparecen las matemáticas, no son adoctrinadores, no tienen contenidos peligrosos, no hacen un mal uso del lenguaje”, refirió la secretaria de Educación, y subrayó que se impulsa y desarrolla el pensamiento crítico de los estudiantes, ajustándose a los paradigmas de la Nueva Escuela Mexicana.

Otro punto que tocó Gabriela Molina fue el reconocimiento a la diversidad del país que se da en los libros de texto, lo cual permite visibilizar las realidades tanto de la frontera norte, como la del sur, pasando por la sierra, la costa, o las zonas urbanas y rurales, reconociendo también diversidades como la cultural, geográfica y la sexual.

Aunque los cambios de paradigma en los modelos educativos generaron resistencias, invalidó que se busque engañar a los mexicanos al satanizar los nuevos libros de texto.