En los últimos 12 meses, el déficit comercial de Estados Unidos con China superó los 30 mil millones de dólares, un tema que se ha convertido en parte elemental del debate electoral de la Casa Blanca, que se celebra este martes.

A pesar de la tensión, el gobierno chino ha expresado su intención de mantener relaciones respetuosas, independientemente del resultado de las elecciones.

Ni Kamala Harris ni Donald Trump han presentado estrategias claras para aliviar las tensiones con Beijing.

La disputa comercial, que comenzó bajo la administración de Trump y fue continuada por los demócratas, parece que seguirá sin cambios importantes, especialmente si Trump regresa al poder, lo que podría intensificar aún más el conflicto.

Las tensiones entre ambos países se han extendido más allá del comercio, incluyendo preocupaciones sobre el armamento a Taiwán y acusaciones de espionaje.

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Durante el mandato de Trump, Estados Unidos impuso aranceles por 370 mil millones de dólares y, aunque se alcanzó un acuerdo parcial en 2020, los aranceles y restricciones tecnológicas continúan vigentes.

A pesar de una disminución del 26.9 % en el déficit comercial –de 382.3 mil millones de dólares en 2022 a 279.42 mil millones en 2023–, el déficit sigue siendo muy grande.

Las exportaciones de Estados Unidos a China consisten principalmente en soya, medicamentos y petróleo, mientras que las importaciones incluyen baterías eléctricas y automóviles.

México, como nación vecina, ha capitalizado las sanciones comerciales de Estados Unidos contra China, convirtiéndose en el principal exportador a su socio del norte gracias al T-MEC.

Sin embargo, Trump ha advertido que podría imponer sanciones sobre autos chinos producidos en territorio mexicano.