El jefe de seguridad fronteriza de Estados Unidos, Tom Homan, reconoció que las características físicas son uno de los factores considerados por agentes federales para detener a personas sospechosas de estar en el país sin autorización legal.
Aunque subrayó que la apariencia no es el único criterio, aceptó que influye en las llamadas “detenciones colaterales” durante operativos migratorios.
La polémica declaración ocurre días después de que un juez federal ordenara suspender las “patrullas itinerantes” en Los Ángeles, tras determinar que las detenciones se realizaban con base únicamente en el aspecto físico o el idioma de los detenidos.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, calificó la resolución judicial como “ridícula” y “política”, aunque aseguró que el gobierno acatará la decisión mientras prepara una apelación.
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Durante una redada reciente en una granja de cannabis en Ventura, California, resultaron heridos varios trabajadores y un migrante mexicano, Jaime Alanís, murió tras caer de un tejado.
La familia y organizaciones como United Farm Workers han denunciado la violencia con la que se llevaron a cabo los operativos. Homan lamentó la muerte, pero insistió en que los agentes actuaban bajo órdenes judiciales.
En paralelo, un memorando interno del gobierno estadounidense reveló que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) podrá deportar migrantes a terceros países apenas seis horas después de notificarles la decisión, en lugar de esperar el plazo estándar de 24 horas.
Esta medida podría aplicarse “en circunstancias apremiantes”, de acuerdo con el director interino del ICE, Todd Lyons.
Entre tanto, diversas organizaciones de derechos civiles han solicitado medidas cautelares ante tribunales federales por considerar que estas prácticas ponen en riesgo el debido proceso de los migrantes.