Fumar mata, al fumador y a los que tiene a su alrededor, el consumo de tabaco estimula la aparición de 16 tipos de cáncer. Un estudio reciente encontró una alta concentración de nicotina y nitrosaminas, que son los cancerígenos del tabaco en la superficie de los autos de los fumadores, lo que afecta a todos los ocupantes, aunque la exposición sea corta, advierten los expertos.
“La exposición pasiva es mala, en niños, incrementa el riesgo de otitis agudas de repetición, asma e infecciones de las vías respiratorias”, advierte Esteve Fernández, jefe de la Unidad de Control de Tabaco del Instituto Catalán de Oncología (ICO).
“Y también hay un efecto del tabaquismo pasivo en embarazadas y fetos: la gestante expuesta pasivamente tiene más riesgo de que el bebé nazca con bajo peso y tenga un grado de maduración pulmonar inferior”, agrega Fernández.
En un estudio coordinado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona y publicado en la revista Environmental Research midieron las concentraciones de nicotina en el aire y las nitrosaminas, en vehículos privados, también se midieron compuestos en polvo sedimentado en las superficies de coches.
“Es una exposición puntual, poco tiempo (entre 15 minutos y una hora), pero con exposiciones que son entre seis y 12 veces más altas que las que se dan al aire libre. Es una exposición corta, pero intensa y repetitiva. Y la exposición es acumulativa”, alerta Fernández.
Ventilación de autos no eliminan cancerígenos del tabaco
Un estudio realizado en 2011 de este mismo investigador estimó que la prevalencia del consumo de tabaco en los vehículos fue del 5.5 % y el 2.2 % de los pasajeros menores de 14 años estuvieron expuestos al humo ambiental dentro del coche.
“Es una exposición puntual, pero intensa y repetitiva. Y la exposición es acumulativa”, indicó Fernández.
Las concentraciones de nicotina y nitrosaminas eran mucho más altas en los vehículos de personas que fumaban dentro del coche. Y la ventilación del automóvil no elimina la exposición al humo del tabaco ajeno, advierten los científicos.
“El coche es un espacio muy pequeño y al fumar ahí, el aire contaminado se concentra y las personas tienen menos posibilidades de evitar respirar ese aire con hasta 50 carcinógenos. Abrir ventanas no ayuda porque el aire no llega a salir y no se eliminan estos tóxicos”, señala Ana Navas-Acien, investigadora del Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
Para los niños, la presencia de este humo residual en las superficies es “particularmente peligroso” porque tienen más tendencia a tocarlo todo y llevarse las manos a la boca, advierte Navas-Acien, asesora de la Casa Blanca contra el cáncer.