Bajo custodia y cempasúchil: Michoacán resguarda sus panteones en la Noche de Muertos
evangelio | 1 noviembre, 2025

En Michoacán, los cementerios no solo se llenaron de flores y velas, también de uniformes. Desde las primeras horas del viernes, elementos del Ejército, la Guardia Nacional y la Guardia Civil vigilan los accesos a los principales panteones del estado, convertidos en epicentro de una de las tradiciones más profundas del país.

El dispositivo de seguridad abarca puntos clave como Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Tzurumútaro, Capula, Janitzio y Morelia, donde se espera la llegada de miles de visitantes nacionales y extranjeros. Las autoridades estimaron una afluencia superior a los 200 mil asistentes durante el fin de semana, lo que motivó un despliegue especial de más de 2 500 elementos, apoyados con patrullajes a pie, monitoreo aéreo con drones y puestos de auxilio en zonas rurales.

El Gobierno estatal informó que el operativo busca garantizar la tranquilidad durante las celebraciones, pero también prevenir altercados o hechos violentos en municipios donde el turismo convive con la presencia de grupos delictivos. En regiones como la ribera del lago de Pátzcuaro y la Meseta Purépecha, las festividades se desarrollan bajo estrictos filtros de revisión, con apoyo de Protección Civil y cuerpos de emergencia.

En los accesos a los cementerios, los visitantes se encuentran con la imagen dual que define al estado en estos días: soldados entre flores, patrullas junto a altares, luces de emergencia mezcladas con veladoras. En Morelia, por ejemplo, la vigilancia se concentra en el panteón municipal, Santa María y Capula, mientras que en Pátzcuaro y Tzintzuntzan los retenes se establecieron en los embarcaderos y carreteras de acceso para evitar saturación o ingreso de bebidas alcohólicas.

A pesar de la presencia armada, la atmósfera mantiene su carácter espiritual. En la ribera del lago, las comunidades purépechas mantienen viva la costumbre de velar toda la noche junto a sus difuntos, mientras turistas extranjeros documentan los rituales con cámaras y celulares. En otras zonas, las familias decoran con flores y fotografías sin perder de vista las patrullas que cruzan entre las tumbas.

Michoacán se mantiene como el principal referente nacional de la Noche de Muertos, una tradición reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2008. Sin embargo, las medidas de seguridad evidencian la tensión permanente entre el valor cultural y la realidad de un estado que aún enfrenta riesgos latentes de violencia.

En esta mezcla de solemnidad y vigilancia, la noche se convierte en un retrato fiel del Michoacán contemporáneo: un territorio que celebra la vida mientras intenta protegerla.

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