La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) tomó la decisión de reducir la tasa de interés de referencia de 11.25 % a 11 %, marcando el primer movimiento de política monetaria en doce meses.

La medida, aprobada con un voto de 4-1, responde a una desaceleración en la tasa de inflación.

La importancia de esa decisión radica en el contexto actual donde tanto la política fiscal como la monetaria han adoptado un sesgo expansivo.

Con un déficit fiscal proyectado por el gobierno federal de 5 % del PIB para este año, la mayor brecha desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la reducción de la tasa de interés busca estimular la economía y mantener la estabilidad financiera.

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La Junta de Gobierno ha señalado que continuará evaluando el impacto de la postura monetaria restrictiva previa y futura en la evolución de la inflación. Según analistas, esta declaración implícita sugiere que existe margen para seguir reduciendo los tipos de interés en el futuro.

En el contexto de la inflación anual del 4.4 % en febrero, con una desaceleración en el componente subyacente, algunos miembros de la Junta de Gobierno expresaron preocupación.

Aunque las expectativas inflacionarias se mantienen estables, Banxico identifica riesgos para la estabilidad de precios, como una depreciación no anticipada del tipo de cambio, un empeoramiento de la inflación subyacente, mayores presiones de costos y un crecimiento económico superior a lo esperado.

A nivel global, Banxico ha citado las tensiones geopolíticas, las condiciones financieras ajustadas y los desafíos para la estabilidad financiera como factores de riesgo macroeconómico a considerar en sus decisiones futuras.