La capital húngara, Budapest, se erige como una fusión de historia y modernidad, ofreciendo a los visitantes una experiencia cultural vibrante y diversa.
Dividida por el río Danubio en Buda y Pest, la ciudad ha sido testigo de transformaciones a lo largo de los siglos, que se reflejan en su impresionante arquitectura, su rica gastronomía y su agenda cultural repleta de eventos.
Uno de los emblemas inconfundibles de Budapest es su Parlamento, una magnífica obra maestra de estilo neogótico.
Inaugurado en 1904, el extraordinario edificio se sitúa a orillas del Danubio y se caracteriza por su impresionante fachada, que se extiende a lo largo de 202 metros y culmina en una imponente cúpula.
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No solo es considerado uno de los edificios más bellos de Europa, sino que también representa un símbolo de la historia nacional de Hungría.
La conexión entre las dos mitades de la ciudad se materializa en el Puente de las Cadenas, que une la paz histórica de Buda y la energía moderna de Pest; no solo sirve como un enlace físico, sino que también encapsula las diversas formas de vida en la ciudad.
Al visitar la colina de Buda, los turistas pueden explorar el Castillo de Buda, un testigo de la historia húngara desde el siglo XIII que alberga la Galería Nacional de Hungría y el Museo de Historia de Budapest.
Budapest también es famosa por sus baños termales, un legado de la tradición turca. El Baño Széchenyi, ubicado en el Parque Városliget, es el más grande de Europa y ofrece la posibilidad de relajarse en sus piscinas al aire libre, incluso en invierno.
La ciudad no solo se limita a su pasado; Budapest rebosa de vitalidad cultural contemporánea.
El Museo Ludwig, situado en la ribera de Pest, resalta la innovación artística a través de su notable colección de arte moderno. De igual forma, la Casa de la Música, un impresionante edificio vanguardista diseñado por el arquitecto japonés Sou Fujimoto, se ha consagrado como un símbolo de modernidad donde se celebran conciertos, exposiciones y una variedad de eventos culturales.