La Cámara de Diputados dio anoche un giro en la política energética del país al aprobar la reforma que restablece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a Petróleos Mexicanos (Pemex) como empresas estatales con dominio y prevalencia en el sector energético.
Ese movimiento busca deshacer los cambios efectuados durante la reforma energética impulsada en 2013 por el gobierno de Enrique Peña Nieto y apoyada por el PAN.
Durante la sesión, el pleno de la Cámara de Diputados llevó a cabo la declaratoria de publicidad de la reforma a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, que no solo modifica el texto constitucional, sino que también ordena la eliminación de artículos transitorios que sustentaban la anterior reforma energética.
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La reforma establece que se derogan los artículos transitorios del Decreto de reforma energética publicado el 20 de diciembre de 2013, al señalar que estos se oponen a la nueva normativa.
Además, se eliminará la designación de las entidades energéticas como “empresas productivas del Estado”, devolviéndoles la categoría de “empresas públicas del Estado”.
El dictamen acompañado de la reforma enfatiza que “se estima procedente que ahora se introduzca la categoría de empresas públicas, en lugar de empresas productivas del Estado”, argumentando que las primeras están orientadas a la producción y prestación de bienes y servicios de interés social, en contraste con el perfil de carácter negocial y la búsqueda de rentas que caracteriza a las empresas productivas.
Con la votación, el sector energético de México transforma su concepción y queda libre de los matices de un modelo productivo.