Grupos del crimen organizado apuestan por el desarrollo de cultivos de coca en el sureste del país ante la introducción de fentanilo a México, señaló el investigador del Colegio de la Frontera Norte, Vicente Sánchez Mungía.
Cifras del Ejército Mexicano revelan que este año los plantíos de coca han incrementado de manera importante, aunado a que se han expandido a diferentes municipios.
El pasado lunes, militares localizaron e incineraron tres sembradíos clandestinos de planta de coca en la sierra de Atoyac de Álvarez, en Guerrero.
Además en el mismo hecho también se reportó la destrucción de un laboratorio rústico y un almácigo con 500 semilleros de plantas.
Para este año, entre enero y mayo, el Ejército Mexicano erradicó 96 plantíos, 37% más que 2022. En los primeros cinco meses del año, la superficie de hoja de coca destruida asciende a 20.3 hectáreas.
Según análisis de la consultora Lantia, en las zonas en donde se han erradicado cultivos de coca en México tienen presencia los cárteles de Jalisco, de Sinaloa, Los Zetas, los Beltrán Leyva, escisiones de Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana.
Desde 2014 y hasta mayo pasado, el Ejército Mexicano ha destruido 59.1 hectáreas de plantíos de hoja de coca en los estados de Michoacán, Chiapas, Guerrero.
Sánchez Munguía señala que Guerrero es uno de los territorios en que tradicionalmente la amapola había jugado un rol importante en el ingreso de comunidades que se dedicaban a este tipo de actividad de manera permanente.
Grupos delincuenciales se dedicaban a procesar la amapola y mandarla a Estados Unidos, pero este enervante fue desplazado por el fentanilo: “es probable que la coca es un sustituto para alguna de las comunidades”.