A pesar de las regulaciones y esfuerzos del gobierno estatal para erradicar las máquinas tragamonedas, un casino clandestino continúa operando a menos de 500 metros del Ayuntamiento en el centro histórico de Morelia.

El establecimiento ha llamado la atención desde 2017, pero ha evitado la clausura, aparentemente pasando “desapercibido” para los inspectores de la gestión de Alfonso Martínez Alcázar.

El local, ubicado sobre la avenida Morelos Sur, a solo una cuadra de la catedral de Morelia, es un espacio que ni siquiera se esfuerza en disimular las actividades de apuestas, atrayendo a decenas de personas diariamente.

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A pesar de la presencia de al menos 40 supervisores de inspección y vigilancia en el Centro Histórico, el casino clandestino ha evitado ser clausurado.

La omisión contrasta con la cruzada iniciada por el gobierno de Michoacán en 2023 para erradicar las máquinas tragamonedas, relacionadas directamente con el crimen organizado y otras actividades generadoras de violencia; sin embargo, la iniciativa fue desestimada por la gestión de Martínez Alcázar.

La legislación mexicana prohíbe los juegos de azar y las apuestas, incluyendo las máquinas tragamonedas en todas sus modalidades. El artículo cuarto de la Ley Federal de Juegos y Sorteos establece claramente que no se podrá establecer o funcionar ningún lugar que practique juegos con apuestas sin el permiso de la Secretaría de Gobernación.

El caso de los casinos de Morelia resalta las lagunas en la aplicación de la ley y la regulación de establecimientos de ese tipo en la capital michoacana, especialmente en zonas históricas y turísticas.