La Fiscalía de Chihuahua investiga un presunto fraude funerario de gran escala, luego de hallar 383 cuerpos abandonados en un crematorio privado de Ciudad Juárez.

Las autoridades confirmaron que algunos cadáveres llevaban más de dos años en el lugar y que, en ese tiempo, se entregaron a decenas de familias urnas con cenizas que no correspondían a sus seres queridos. Hasta ahora solo 36 cuerpos han sido identificados.

El fiscal César Jáuregui calificó los hechos como “una enorme negligencia criminal” y denunció la existencia de un “megafraude”, pues las urnas entregadas contenían restos desconocidos. “Evidentemente no eran cenizas de sus familiares, eso ya es un hecho”, señaló.

Los cuerpos fueron hallados apilados en diferentes zonas del inmueble, expuestos a la intemperie, roedores y con señales de abandono prolongado.

El operativo culminó con la detención del dueño del crematorio y uno de sus empleados. Ambos enfrentan cargos por inhumación clandestina y manejo indebido de restos humanos, delitos que podrían implicar penas de hasta 17 años de prisión. La Fiscalía reconoció que el proceso de identificación podría extenderse por al menos dos meses, dado el avanzado estado de descomposición de muchos cuerpos.

Familias afectadas han alzado la voz exigiendo justicia. Irene Acosta, una de las víctimas del engaño, denunció haber recibido hace nueve meses las supuestas cenizas de su esposo. “No tienen corazón”, dijo, al borde del llanto.

Su caso refleja el drama que atraviesan cientos de personas que hoy dudan si en realidad se despidieron de quienes creían haber cremado.