En un mundo de competencia comercial, los centros comerciales son una opción atractiva para la expansión de negocios; con su gran afluencia de visitantes, ofrecen gran exposición, convirtiéndose en una plataforma ideal para captar consumidores.
Sin embargo, los altos costos operativos pueden representar una barrera para aquellos que buscan establecerse en un entorno tan concurrido.
Se debe diferenciar entre dos tipos de locales: aquellos ubicados a pie de calle y los situados dentro de centros comerciales.
La elección del local ideal depende en gran medida del perfil del cliente objetivo y del modelo de negocio que se desea implementar.
Los locales en calle tienen como objetivo estar estratégicamente ubicados para facilitar el acceso rápido a consumidores, especialmente en zonas cercanas a escuelas, bancos o áreas de alta circulación.
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El éxito en ese tipo de negocios suele depender de la solidez del concepto y el reconocimiento de la marca. Además, la ubicación en calle ofrece ciertos beneficios, como la posibilidad de alquilar rápidamente el local y encontrar precios más accesibles.
Por otro lado, los centros comerciales presentan un entorno único que, a pesar de los altos costos, puede ofrecer retornos significativos.
La diversidad de marcas presentes actúa como un imán que atrae clientes de manera constante, permitiendo a los negocios ganar visibilidad rápidamente sin requerir grandes inversiones en marketing.
No obstante, la entrada a esas plazas no es un proceso simple ni económico. Los propietarios de estos espacios suelen establecer condiciones estrictas, como plazos de renta que varían entre 12 y 36 meses, solo para otorgar el derecho a operar en el lugar.
De igual manera, el perfil del negocio es evaluado detenidamente, si una marca se considera relevante y atractiva para los consumidores, puede obtener la oportunidad de ingresar al centro comercial.