Chalco, 20 días inundado bajo aguas negras
evangelio | 22 agosto, 2024

Habitantes de Chalco que no resultaron afectados por las inundaciones que persisten desde hace 20 días se organizan y para repartir alimentos a quienes perdieron todo.

A pesar de que las autoridades habilitaron cuatro albergues, la mayoría de los tres mil 600 damnificados se niegan a abandonar sus casas por temor a la rapiña.

En el garaje de una vivienda, en la calle Juan Fernández Albarrán, la gente se puso de acuerdo y acondicionó una cocina con parrillas y un tanque de gas doméstico de 30 kilos.

Verónica Urbina colocó una mesa frente a su domicilio para recibir donaciones como arroz, frijol, aceite, tortillas y cualquier producto que la gente quiera aportar.

Varias vecinas se sumaron a la labor y de inmediato se pusieron a preparar alimentos en cazuelas, sartenes y comales. La hija de Verónica es quien se encarga del reparto en lanchas. Ayer se distribuyeron 50 comidas.

“En un inmueble de departamentos hay 16 niños y cuando mi hija llevó la ayuda, ellos exclamaban: ‘¡Mamá, mamá, ya llegó la comida!’”, narró Verónica, quien asegura que hay demasiada tristeza por la situación que vive tanta gente.

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Están por cumplirse tres semanas de la emergencia sanitaria y los pobladores se niegan a acudir a los refugios donde se les ofrecen alimentos calientes y hay servicio de regadera, cocina y comedor.

Lizeth Torres Castillo, responsable de dichos sitios, explicó que se habilitaron cuatro de estos espacios, pero solo uno está ocupado por 51 personas provenientes de las colonias Jacalones, Culturas de México y Emiliano Zapata.

Alicia Hernández, residente de esta última comunidad, donde vive sola, reconoció que se resistía a dejar su propiedad, pero los rescatistas insistieron en llevársela porque tenía fiebre. Y me vine porque, qué voy a hacer adentro, el agua brota por la coladera, recalcó.

Aunque en el refugio no falta la comida y está bajo chequeo médico constante, ella asegura que en cuanto acabe el tratamiento irá a su vivienda. Me siento triste porque a nadie le importa. Me siento triste por mi casita, porque quiero ir a ver cómo está, señaló.

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