Al concluir su visita de seis días a Rusia, el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, recibió como obsequio de despedida: chalecos antibalas y aviones no tripulados.

El líder norcoreano estuvo en la región rusa de Primorie, ubicada en el extremo oriental del país, y fue el gobernador de dicho estado quien le regaló un chaleco antibalas con protección para el pecho, hombros, garganta e ingle.

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También le regalaron cinco drones kamikaze que se fabrican en la misma región, además de un dron de reconocimiento tipo avión Geranium-25 y un conjunto de ropa especial, invisible a las cámaras de imagen térmica.

Kim Jong fue despedido con una ceremonia que incluyó alfombra roja y guardias de honor, para posteriormente abordar su tren blindado personal, para recorrer poco más de 200 kilómetros desde la estación de Artyom, en Rusia, hasta la ciudad fronteriza de Khasan.

La reunión que sostuvieron Kim con el presidente ruso Vladimir Putin encendió las alarmas en occidente, ya que la finalidad fue establecer una alianza militar que podría atentar en contra de los intereses de Occidente.