Por primera vez en casi un año, la segunda economía del mundo dio señales de recuperación. Los precios al consumidor en China subieron 0.2 % en octubre de 2025 respecto al mismo mes del año anterior, mientras que la caída de precios en la industria se moderó a –2.1 %. El dato, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas, marca un respiro en una economía que ha transitado meses de contracción silenciosa.
El repunte es leve, pero significativo. Sugiere que los estímulos fiscales y la relajación monetaria del gobierno comienzan a estabilizar la demanda interna. Los sectores de alimentos, servicios y transporte registraron incrementos, mientras que los precios en la producción de energía, acero y manufactura pesada continúan deprimidos. “La deflación no ha terminado, pero su intensidad empieza a disminuir”, explicó a Reuters Xu Tianchen, analista del Economist Intelligence Unit.
Detrás del leve avance se esconden desafíos profundos. El mercado inmobiliario, que llegó a representar casi un tercio del PIB chino, sigue en crisis tras la quiebra de gigantes como Evergrande y Country Garden. Los jóvenes enfrentan tasas de desempleo superiores al 14 %, y las exportaciones cayeron 6 % en octubre frente al mismo mes de 2024. Aun así, el Banco Popular de China evitó recortar tasas en noviembre, confiando en que la economía “mantendrá una recuperación sostenida y de calidad”.
El gobierno de Xi Jinping enfrenta una paradoja: busca reactivar el consumo sin inflar nuevamente la burbuja crediticia. Para lograrlo, ha lanzado bonos especiales del Tesoro por 137,000 millones de dólares destinados a infraestructura y tecnología verde, y ha ordenado a los gobiernos locales reducir gastos improductivos. “Estamos ante un cambio estructural, no un rebote temporal”, afirmó un portavoz del Ministerio de Finanzas.
En los mercados, el yuan se apreció levemente y la bolsa de Shanghái cerró con ganancias del 0.8 %. Sin embargo, la confianza aún es frágil. Las firmas de inversión internacionales advierten que la economía china se mueve entre dos fuerzas opuestas: la estabilidad política y la fatiga del modelo exportador.
Para muchos, el dato de octubre no es una victoria económica, sino una pausa en la caída. El dragón respira, pero aún con el pecho apretado por su propia deuda.