Las autoridades de la Comunidad de Madrid, España, han encendido las alertas sanitarias tras la detección de cuatro brotes de gripe aviar en aves silvestres localizados en la zona centro de la región. En las últimas semanas, agentes forestales han recogido cientos de cigüeñas muertas, incluido un registro de más de un centenar de ejemplares en solo 24 horas.
Estos brotes se enmarcan en un aumento sin precedentes de gripe aviar en Europa, donde esta temporada se han identificado miles de casos en aves silvestres distribuidos en 29 países, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. La enfermedad, altamente patógena, continúa expandiéndose entre especies migratorias que cruzan el continente.
En un comunicado, el Gobierno regional madrileño aseguró que ninguna granja avícola comercial ha resultado afectada hasta el momento. También subrayó que no existe un riesgo grave para la población, ya que los casos de transmisión del virus a seres humanos siguen siendo excepcionales. Para contener la propagación, los cuerpos forestales y equipos especializados están retirando los cadáveres bajo estrictos protocolos de bioseguridad.
Las cigüeñas halladas sin vida serían, según las autoridades, portadoras del virus durante su paso migratorio desde el norte de Europa, una circunstancia que coincide con los patrones de dispersión de la enfermedad observados en años recientes.
La gripe aviar ha obligado en la última década al sacrificio de cientos de millones de aves de granjaen distintas partes del mundo, con impactos en la cadena alimentaria y en el precio de productos avícolas. Sin embargo, los especialistas insisten en que el riesgo para las personas sigue siendo muy bajo.
“Viendo cómo se está comportando el brote tanto en España como en el resto de Europa, no hay un grave riesgo para la salud humana; no se ha registrado ningún caso de transmisión a seres humanos”, explicó a Reuters Miguel Higueras Ortega, jefe de operaciones forestales en Madrid.
Por ahora, el monitoreo continúa en zonas húmedas, parques periurbanos y corredores migratorios, donde los equipos de vigilancia esperan determinar el alcance real del brote y evitar que la infección se extienda hacia otras especies o explotaciones avícolas.