Pese a que las llamadas películas de arte, independientes o de aclamados directores son el plato estelar del Festival Internacional de Cine de Morelia, con salas siempre llenas, fuera de ese evento, ese tipo de cintas suele tener una respuesta fría por parte del público.
Una de las pocas opciones para verlas es la sala de arte de Cinépolis Escala, pero es habitual que esas funciones luzcan semivacías, aunque se trate de películas premiadas o estrenos internacionales.
Para Adrián González Camargo, cineasta y profesor del Instituto Tecnológico de Monterrey, en la capital del estado hacen falta espacios que ofrezcan constantemente un catálogo de cine alejado de los estándares comerciales, pues sí hay público potencial, pero éste no se hará presente si sólo hay una sala en toda la ciudad, con horarios complicados y solo una cinta disponible cada semana o incluso cada quincena.
Morelia también carece de cineclubes bien equipados y cuya cartelera incluya obras recién estrenadas. Los escasos ejemplos son la Casa Natal de Morelos, la ahora remodelada sala Solaris, o el bar Jeudi 27, pero en ninguno de ellos el espectador podrá encontrar una oferta como la que se despliega en una Cineteca Nacional de la Ciudad de México.
“Creo que el FICM provoca una especie de cuota. Es decir, la gente que acude esa semana siente que ya cumplió con ser parte de los cinéfilos de arte y jamás lo vuelve a hacer en el año porque además no existe ese ambiente de comunidad, lo que sí ocurre en la Ciudad de México, Guadalajara o Tijuana, donde hay cinetecas o clubes que no paran de ofrecer buenas películas”, señala González Camargo.
Te puede interesar: Clausura el FICM su edición 21
Añade que habría que saber si un espacio como la Cineteca Nacional puede ser sostenible en la capital de Michoacán: “Creo que hay público suficiente, pero este tipo de lugares debe tener una constancia, ser un cine exclusivo, y no como Cinépolis que en un 90 % te dará opciones comerciales”.
Finalmente, sustenta que hay una nueva generación aglutinada en universidades que estudian carreras relacionadas con el cine, lo que por sí solo representa un gran nicho de mercado para una apuesta como esa.
En el espectro nacional, el público suele volcarse a películas comerciales como Barbie, que rompió todos los récords de taquilla, aunque también hay casos como Oppenheimer que conjuntan la buena factura con la venta de entradas.
En la semana del 4 al 10 de diciembre, la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) reportó que las tres cintas con más espectadores fueron Wonka, que en su estreno ha convocado a 1.2 millones de espectadores; Napoleón, con 1.3 millones en tres semanas, y la nueva entrega de Los Juegos del Hambre, que en cuatro semanas ha vendido 2.3 millones de entradas.