En una ciudad donde el cine parecía monopolizado, la apertura de Cinelia Altozano promete reconfigurar el mapa del entretenimiento. El nuevo complejo abrió sus puertas esta semana en la plaza Paseo Altozano, con una propuesta que combina diseño contemporáneo, tecnología de punta y una lectura distinta del acto de ir al cine: menos rutina, más experiencia.

El evento inaugural reunió al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y al secretario del Ayuntamiento de Morelia, Yankel Benítez, en una ceremonia que destacó la relevancia del proyecto para la oferta cultural de la capital. Con diez salas, una de ellas VIP, Cinelia busca posicionarse como una alternativa competitiva frente a Cinépolis, marca nacida también en Michoacán y que domina buena parte del mercado nacional.

La diferencia, dicen sus promotores, radica en la escala y el enfoque: una atención más personalizada, espacios para convivencia y un diseño que combina cafetería, sport bar y áreas comunes para extender la experiencia más allá de la pantalla. En una época en que las plataformas de streaming modificaron los hábitos del espectador, Cinelia apuesta por devolverle al cine el valor del ritual colectivo.

Pero más allá del glamour inaugural, el nuevo complejo se inserta en una dinámica urbana que ha transformado el perfil de Morelia. Altozano, con su crecimiento vertical y oferta de lujo, se consolida como una burbuja de modernidad que busca equilibrar la balanza frente al centro histórico. Y en ese tablero, la llegada de Cinelia representa también un signo de diversificación cultural y competencia empresarial.

Para los cinéfilos, la apertura significa tener una opción más, y quizá un punto de inflexión, en una ciudad que llevaba años viendo cómo su vida cultural se concentraba en pocas manos. Morelia, conocida por su festival internacional de cine, recibe así un nuevo recinto que busca ser no solo un espacio de proyección, sino un punto de encuentro para la comunidad que todavía cree en la magia de la sala oscura.