La estrategia de seguridad en Michoacán incorporó un cerco tecnológico diseñado para limitar el uso de dispositivos aéreos empleados por grupos delictivos, mediante un despliegue coordinado entre instancias federales y estatales.
El operativo forma parte del Plan Michoacán para la Paz y la Justicia e integra herramientas de detección, inhibición y reconocimiento que permiten monitorear el espacio aéreo en zonas de riesgo y responder a vuelos no autorizados.
De acuerdo con información difundida por medios nacionales, la Secretaría de la Defensa Nacional movilizó rifles antidron, sistemas semifijos de interferencia, drones de reconocimiento, células contra explosivos, torres de inspección y un avión no tripulado operado junto con la Secretaría de Seguridad Pública estatal.
Este conjunto de equipos permite identificar rutas, interrupciones de señal y actividades que pudieran estar relacionadas con el movimiento de armas, droga u otros dispositivos utilizados por la delincuencia organizada.
Los inhibidores empleados generan bloqueo de radiofrecuencia que afecta navegación y transmisión de video, forzando a los aparatos a descender o retornar a su punto de origen.
A la par, los sistemas semifijos crean perímetros de defensa que reducen la posibilidad de vuelos clandestinos.
Esta tecnología ya había sido utilizada en operaciones anteriores desplegadas tras bloqueos y enfrentamientos en distintas regiones del estado.
Además del equipamiento terrestre, también operan vehículos aéreos no tripulados con alcance extendido, junto con aeronaves equipadas con radares y sistemas electrónicos de escucha que facilitan la localización de campamentos, talleres clandestinos y movimientos tácticos.
Michoacán contaba previamente con un sistema propio de defensa antidrones implementado desde 2023, el cual ahora se integra de manera paralela al esquema federal para reforzar la vigilancia y contener amenazas desde el aire.