Antes de que estallara el conflicto entre Israel y Hamás, numerosos ciudadanos protestaban de forma continua contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acusándolo de comportarse como un dictador debido a sus propuestas para fortalecer el poder ejecutivo en el país.

Ahora, la crisis política ha vuelto a Tel Aviv después de que el gobierno fracasara en la liberación de todos los rehenes tomados por Hamás durante su incursión el 7 de octubre.

De los aproximadamente 250 rehenes, alrededor de cien fueron intercambiados por prisioneros palestinos en Israel durante un alto el fuego de una semana en el conflicto.

Según AFP, 132 rehenes permanecieron en Gaza y 27 de ellos fallecieron, sin que sus cuerpos hayan sido devueltos hasta el momento.

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En el marco de las protestas, Avi Lulu Shamriz, padre de uno de los rehenes fallecidos, expresó: “Como están las cosas, todos los rehenes acabarán muriendo. Ya es hora de liberarlos”.

Yair Katz, de 69 años, afirmó durante la marcha: “Todos en este país, excepto los miembros de su coalición tóxica, saben que (Netanyahu) toma decisiones no por el bien del país, sino solo para mantenerse en el poder. Queremos que renuncie”.

Además, la NBC obtuvo testimonios de tres legisladores estadounidenses que cuestionaron la idoneidad de Netanyahu para permanecer en el poder.

Uno de ellos, un republicano de la Cámara de Representantes que trata temas de seguridad nacional, comentó: “Es realmente difícil defender a Netanyahu o justificar su estrategia política en todo esto”.

Otro legislador, un demócrata que forma parte de un comité de seguridad nacional, calificó a Netanyahu de “desastre” y expresó su preocupación por el potencial de que la campaña militar se convierta en una “guerra sin fin” con más víctimas civiles.