Tras la reciente muerte del papa Francisco, la Iglesia Católica se prepara para un nuevo cónclave, la tradición que reúne a los cardenales del mundo para elegir al sucesor del pontífice.
En medio de la expectación por conocer quién sucederá al “papa del pueblo”, un reportaje de National Geographic España nos traslada al siglo XIII para analizar el cónclave más largo y complicado de la historia, marcado por la división, el hambre y la muerte.
El escenario de la problemática elección papal fue Viterbo, al norte de Roma, tras el fallecimiento del papa Clemente IV en 1268.
La división entre las facciones de cardenales, sumada a un número reducido de electores, llevó a un estancamiento que se prolongó durante casi tres años. Las votaciones se espaciaron cada vez más, mientras la ciudad de Viterbo, encargada de mantener a los cardenales, veía sus arcas vaciarse y su población exasperarse.
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Ante la falta de acuerdo, las autoridades de Viterbo tomaron medidas drásticas para acelerar la elección.
Redujeron las raciones de comida y agua de los cardenales, y los encerraron en el Palacio Papal, dando origen al término “cónclave” (del latín “cum clave”, con llave).
Incluso llegaron a quitar parte del techo del palacio, exponiendo a los cardenales a las inclemencias del tiempo. Estas duras condiciones causaron la muerte de tres de ellos.
Finalmente, ante la imposibilidad de alcanzar un consenso, los cardenales delegaron la elección en un comité de seis miembros, lo que llevó a la sorprendente elección de Teobaldo Visconti, un hombre ajeno a la curia y que se encontraba en Tierra Santa.
Visconti, que tomó el nombre de Gregorio X, puso fin a la crisis y reformó las normas del cónclave para evitar futuros estancamientos.