El choque entre DirecTV y Disney ha trascendido de un simple regateo sobre tarifas a convertirse en un debate sobre el futuro de la programación combinada.
Según ejecutivos y expertos del sector, la actual confrontación ha dejado a 11 millones de clientes de DirecTV sin acceso a ESPN, justo en medio del torneo de tenis US Open y a pocos días del esperado enfrentamiento entre los New York Jets y los San Francisco 49ers en “Monday Night Football”.
La situación se intensificó por la demanda interpuesta por FuboTV, un competidor en el ámbito de la transmisión deportiva, que ha bloqueado temporalmente el lanzamiento de un servicio que prometía combinar la programación deportiva en vivo de diversas empresas de medios.
La demanda sostiene que las prácticas comerciales de las compañías de medios son anticompetitivas y amenazan la diversidad del mercado.
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DirecTV exige a Disney mayor flexibilidad en su modelo de tarifas, abogando por la creación de paquetes más pequeños que excluyan canales deportivos costosos. La petición busca reducir tanto el costo que DirecTV tiene que abonar a Disney como el precio que los consumidores deben pagar por sus servicios.
Ese tipo de agrupamiento, donde los distribuidores de televisión de pago se ven obligados a incluir cadenas menos vistas, ha sido una práctica común en la industria desde hace décadas, y permite el acceso a programación clave como ESPN.
Históricamente, los eventos deportivos han sido un pilar que ha mantenido la relevancia de la televisión de pago, atrayendo a una audiencia constante a pesar de la disminución de suscriptores en el cable y satélite.
Sin embargo, la migración de los espectadores hacia el streaming ha ocasionado que los deportes también estén empezando a trasladarse a esas plataformas más accesibles.