De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021, siete de cada 10 personas que han tenido un crédito informal se lo han pedido a familiares, y cuatro de cada 10 le han solicitado dinero prestado a amigos.
Ante esa situación, es importante aplicar una serie de mecanismos de seguridad antes de realizar esas operaciones con familiares o amigos.
Si eres la persona que desembolsará el dinero, establece las condiciones en las que lo harás, como plazos de pagos, posibles intereses o recargos en caso de retraso.
Lo anterior se puede hacer mediante un contrato o uno o varios pagarés, herramientas que darán seriedad a la transacción y certeza jurídica.
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Cuando se trata de amigos, establecer las condiciones mediante contrato o pagaré es más importante, ya que no existen lazos de sangre que puedan condonar las deudas; es por eso que con un documento que avale la transacción, es posible emprender acciones jurídicas en caso de impago.
El pagaré facilita la cobranza ejecutiva judicial al momento de hacer alguna denuncia por impago, a diferencia de un simple contrato.
Si eres quien pide el dinero prestado, plantea tus esquemas de pagos, establece fechas y consecuencias en caso de retraso. Es fundamental cumplir con las obligaciones adquiridas y pagar las deudas.
Dentro del contrato de préstamos entre familiares o amigos, se deben detallar los términos de la operación, incluyendo los datos personales de quienes participan: el prestamista, que es el que presta, y el prestatario, quien recibe y se obliga a devolver.