Cuando Cruz del Silencio aparece en el dojo, los asistentes agitan sus manos para recibirlo. Mediante el lenguaje de señas, el público le aplaude al luchador que ya suma 15 años arriba del ring.

El ser sordo no ha sido un impedimento para que Cruz del Silencio se desarrolle en el mundo de la lucha libre y actualmente se presente casi cada 15 días en el escenario de la promotora Strong Classic Wrestling (SCW) de Morelia.

Su pasión por ese deporte se dio desde muy temprana edad, cuando por la televisión miraba las películas del Santo y que, al paso del tiempo, su gusto se incrementó gracias a la Triple A y el Consejo Mundial de la Lucha Libre.

Este 28 de noviembre se conmemora en México el Día Nacional de las Personas Sordas y de acuerdo con la Federación Mundial de Sordos, existen aproximadamente 70 millones de sordos en todo el mundo, de los cuales, el 80 % vive en países en desarrollo.

Si bien Cruz del Silencio insiste en que nunca ha sentido dicha condición física como un obstáculo, admite que en un inicio su familia se negaba a que se involucrara en la lucha libre, pero agradece que poco a poco se fueron dando cuenta de que su pasión era genuina.

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Como un representante de la comunidad sorda, explica que el nombre de su personaje lo eligió pensando precisamente en aquellos que, como él, viven bajo esa discapacidad física.

Una característica al estar arriba del ring, siempre del lado de los técnicos, es una famosa seña con la que sus seguidores han aprendido a identificarlo, además de los clásicos vuelos que realiza en cada función.

Respecto a las llaves que se utilizan en la lucha libre, apunta que es un aspecto que se le ha complicado, puesto que se requiere demasiada comunicación y no todos están listos para aplicar la lengua de señas.

A sus 40 años, Cruz del Silencio afirma que por ahora no piensa en el retiro, pues al contrario, dice que en todo momento busca motivar a otros sordos para que se animen a practicar dicha disciplina.

En ese sentido, añade que es fundamental que los padres de familia otorguen la confianza a sus hijos, pues lamenta que muchas veces son la barrera que encuentran los jóvenes para poder desarrollarse en sociedad y en la lucha libre.