Durante diciembre, los santuarios de la mariposa monarca en Michoacán operaron al límite de su capacidad, impulsados por una combinación de alta presencia del lepidóptero y un repunte sostenido del turismo nacional e internacional. Autoridades ambientales y comités comunitarios confirmaron que, en varios fines de semana, el acceso debió regularse por aforo máximo.

Los principales puntos de visita, ubicados en los municipios de Ocampo, Angangueo y Zitácuaro, concentraron la mayor parte del flujo turístico. Tan solo en diciembre, los santuarios de El Rosario y Sierra Chincua recibieron decenas de miles de visitantes, una cifra que representa uno de los picos más altos de la temporada invernal.

La ocupación de las colonias fue calificada como favorable. Brigadas comunitarias y activistas ambientales documentaron árboles cubiertos casi en su totalidad por mariposas, un indicador positivo tras años marcados por la disminución de la superficie ocupada. Entre quienes han difundido registros constantes del fenómeno se encuentran Homero Gómez Valencia y Juan Gómez, cuyas publicaciones han servido también como termómetro del interés turístico.

El impacto económico se reflejó de forma directa en las comunidades aledañas. La venta de alimentos, artesanías, servicios de guía, estacionamiento y transporte local generó ingresos diarios para cientos de familias. En temporadas altas, algunos santuarios reportan que hasta 70 por ciento del ingreso anual comunitario se concentra entre diciembre y febrero.

La temporada de avistamiento permanece abierta durante los meses de invierno, usualmente hasta finales de febrero o inicios de marzo, dependiendo de las condiciones climáticas. Mientras las colonias se mantengan estables y el clima lo permita, se prevé que la afluencia continúe en niveles elevados, consolidando a la mariposa monarca como uno de los principales atractivos ecológicos y económicos de Michoacán.