Cuba enfrenta una severa crisis energética tras un apagón que afectó a toda la isla este viernes, resultado de una falla en una de sus centrales eléctricas más importantes.
El evento profundiza los ya prolongados cortes de energía, que han dejado a numerosas provincias sin luz durante horas, con muchas localidades fuera de La Habana funcionando menos de seis horas diarias.
En respuesta, el gobierno cubano ha implementado un plan de emergencia que incluye el cierre de escuelas e industrias no esenciales, así como el envío a casa de la mayoría de los empleados estatales.
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Las discotecas y centros de recreación también han suspendido sus actividades, al igual que los servicios gubernamentales no vitales; únicamente permanecen operativas las industrias de alimentos y atención médica en hospitales.
El primer ministro, Manuel Marrero, atribuyó la crisis actual a una “tormenta perfecta” compuesta por el deterioro de la infraestructura eléctrica, la escasez de combustible y el aumento de la demanda.
Las autoridades también señalaron que el embargo de Estados Unidos ha agravado las dificultades para obtener combustible y piezas de reparación necesarias para el funcionamiento de las plantas energéticas.
La situación se suma a la escasez de alimentos, agua y medicinas, contribuyendo a un éxodo masivo en los últimos años.