De ningunearla a ponerse al servicio de “la señora presidenta”
evangelio | 21 junio, 2024

Con la oficialización del nombramiento de Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía del futuro gobierno de Claudia Sheinbaum, quedó para la historia la declaración del excanciller: “no nos vamos a someter a esta señora”.

Fue el 6 de septiembre, poco después de darse a conocer los resultados de la encuesta que consagró a Sheinbaum como triunfadora de la encuesta interna de Morena para la candidatura presidencial, cuando Ebrard hizo la declaración.

Ahora, a más de nueve meses de que Ebrard rechazó los resultados de la encuesta y amagó con salirse de Morena para lanzarse como candidato, el excanciller ha matizado su enojo hacia la “señora” y negoció espacios para él y su grupo al interior de Morena.

Sin embargo, el pasado 20 de junio, durante la ceremonia en la que la virtual presidenta electa oficializó el nombramiento de Ebrard en la Secretaría de Economía, ambos refrendaron su acuerdo de paz.

“Estoy muy contenta de que Marcelo nos acompañe (…) estoy segura que es la mejor persona para que nos apoye y que juntos podamos desarrollar este proyecto de prosperidad compartida”, dijo Sheinbaum.

El excanciller, por su parte, refrendó el “honor y el privilegio estar aquí” y, dirigiéndose a la próxima mandataria, agregó: “gracias por su confianza doctora Claudia Sheinbaum”.

El tono de estas declaraciones marca un nuevo capítulo en la relación tumultuosa entre Sheinbaum y Ebrard, sacudida por cuatro años de lucha férrea por la sucesión de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de la República.

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Ebrard, quien durante los primeros cinco años del sexenio estuvo al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) estaba convencido que el mandatario lo apoyaría por su gestión en la Cancillería, en la cual siempre levantó la mano para tratar de resolver las crisis del sexenio, como la migración, la pandemia de Covid-19 o el desabasto de gasolina, en el arranque de la administración.

La tarde del 6 de septiembre de 2023, en que Morena dio a conocer el triunfo de Sheinbaum en la encuesta interna, Ebrard desconoció los resultados.

Después de una conferencia de prensa en la que denunció irregularidades “graves” en el proceso, el excanciller se reunió con sus simpatizantes a puerta cerrada.

A partir de ese instante Ebrard salió de la contienda e impugnó los resultados ante la Comisión de Honor y Justicia de Morena; amagó con abandonar el partido y lanzarse como candidato para otra fuerza política; se fue de gira y empezó a crear un grupo disidente al interior del partido.

Bajo la presión de la cúpula de Morena, varios simpatizantes de Ebrard tomaron su distancia con él, lo que llevó al excanciller a alinearse: en noviembre de 2023, celebró finalmente un “entendimiento” con Sheinbaum y aceptó su derrota, a cambio de lugares para los integrantes de su grupo en las comisiones elecciones y de encuestas de Morena, con lo que negoció cargos en el siguiente sexenio.

Ebrard acompañó a Sheinbaum en escasas ocasiones. A diferencia del resto de su equipo, no aplaudía con efusión a la candidata, ni la recibía a gritos entusiastas de “pre-si-denta”.

Todavía un día antes de la presentación del gabinete, Ebrard afirmaba que Sheinbaum no lo había invitado a formar parte.

Con la SE a su cargo, Ebrard conserva un lugar destacado en el poder, en una nueva etapa de su carrera, que inició en el PRI hace cuatro décadas, de la mano con Manuel Camacho Solís, y que pasó por el PVEM, MC, el PRD y Morena.

Durante todo ese tiempo, Ebrard destacó como buen negociador, más que como un buen candidato. De hecho, solo ganó elecciones en una ocasión, en 2005, cuando López Obrador, entonces jefe de gobierno capitalino saliente, lo apoyó para sucederle al frente del Distrito Federal.

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