La presencia física ya no es sinónimo de productividad en el mundo laboral; el término “trabajador zombie” describe a aquellos empleados presentes en cuerpo, pero ausentes en mente y espíritu, desconectados emocionalmente de sus tareas y su entorno de trabajo.

De acuerdo con el reciente informe global de Gallup, el compromiso laboral ha disminuido, pasando de 23 % a 21 % en 2024.

Esa baja en el compromiso, que solo ha ocurrido dos veces en los últimos 12 años, refleja un aumento de insatisfacción y desconexión psicológica de los empleados con sus trabajos.

Yunue Cárdenas, CEO de Menthalising, explica que un “trabajador zombie” se encuentra en “piloto automático”, cumpliendo funciones sin entusiasmo ni compromiso.

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La CEO subraya que el fenómeno es provocado por un contexto laboral que no valora ni atiende las necesidades de los empleados, “un trabajador “zombie” no nace, se fabrica”, afirma Cárdenas.

Por su parte, la CEO de Más Humanos, Nefris Ventura, coincide en que la rigidez cultural y la falta de oportunidades de desarrollo profesional contribuyen a este problema.

“La expresión “trabajador zombie” se da cuando trabajamos en automático, no tenemos ni motivación, ni compromiso, solamente una necesidad económica”, señala Ventura, destacando la desconexión con un propósito personal y organizacional.

Expertos de Randstad agregan que esos colaboradores desvinculados se sienten alejados de los objetivos y valores de la empresa, lo que puede generar indiferencia, rotación laboral y una disminución en la productividad.

Cárdenas también apunta a condiciones laborales inadecuadas, como ambientes rígidos con normas excesivas y falta de participación, como factores contribuyentes.

Ventura, por su parte, enfatiza la importancia de abordar los problemas emocionales, ya que un malestar interno puede afectar significativamente la conexión del empleado con su trabajo.