Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences reveló que antiguos ladrillos inscritos con los nombres de reyes mesopotámicos han proporcionado datos clave sobre una anomalía en el campo magnético de la Tierra hace tres mil años.

Los cambios en el campo magnético quedaron registrados en los granos de óxido de hierro de los ladrillos, y los científicos lograron reconstruir esos cambios a partir de los nombres inscritos.

El enfoque, conocido como “arqueomagnetismo”, tiene el potencial de mejorar la comprensión de la historia del campo magnético terrestre y de fechar artefactos que antes no podían datarse con precisión.

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Los investigadores confirmaron la existencia de una anomalía geomagnética en la Edad de Hierro levantina, que ocurrió entre 1050 y 550 a. C. en la región de Mesopotamia.

La datación arqueomagnética de objetos antiguos proporciona una nueva herramienta para ayudar a los arqueólogos a datar artefactos antiguos con mayor precisión que la datación por radiocarbono.

La intensidad magnética de los granos de óxido de hierro incrustados en los objetos cocidos puede medirse y compararse con las intensidades conocidas del campo magnético histórico de la Tierra.

Además, la técnica puede ayudar a determinar con mayor precisión los reinados de algunos reyes antiguos, con lo que se descubrió que los cambios en el campo magnético de la Tierra también pueden ocurrir rápidamente, como se observó en cinco muestras tomadas durante el reinado de Nabucodonosor II.