El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla afirmó que en Michoacán se mantiene un “despliegue total” contra la delincuencia organizada, con operativos coordinados entre fuerzas estatales y federales que incluyen cateos, decomisos, detenciones y cumplimiento de órdenes de aprehensión en todo el territorio.
La medida, dijo, busca fortalecer la presencia institucional y sostener acciones permanentes de vigilancia y control en las regiones más afectadas por la violencia.
Durante la presentación del libro Mujeres Michoacán, el mandatario reiteró que su gobierno mantiene presencia constante en todas las regiones de la entidad y que los operativos se realizan diariamente con resultados en aseguramientos de armas, drogas y capturas de presuntos delincuentes.
“Estamos combatiendo en todo el territorio la delincuencia; no hay lugar para la violencia ni para los delincuentes en México. Por eso hay un despliegue total en todo el estado, muy fuerte, muy intenso”, expresó.
Añadió que las acciones forman parte de la estrategia nacional de seguridad impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, con quien, dijo, se mantiene una coordinación estrecha.
El pronunciamiento ocurre tras una semana de reforzamiento operativo en varios municipios, luego de los hechos violentos registrados el fin de semana pasado en zonas de Tierra Caliente, uno de los más negros en tiempos recientes.
Los ataques reavivaron la discusión sobre la capacidad de respuesta del Estado frente a grupos criminales, pero también evidenciaron una presencia de seguridad más articulada que en ocasiones anteriores, con despliegues conjuntos del Ejército, la Guardia Civil y la Guardia Nacional.
Bedolla destacó que los operativos continuarán de manera indefinida, y que la instrucción es mantener la coordinación interinstitucional para garantizar presencia en todo el territorio estatal. Sin embargo, la violencia en Michoacán sigue siendo un desafío de fondo.
Aunque los operativos han logrado contenciones puntuales, la complejidad del escenario obliga a combinar fuerza pública con estrategias de prevención y fortalecimiento institucional para sostener resultados a largo plazo.
La respuesta oficial se inserta en un contexto que exige tanto determinación como autocrítica. Los avances son visibles en materia de despliegue y coordinación, pero la recuperación plena de la seguridad aún enfrenta obstáculos estructurales: la fragmentación criminal, la debilidad de las policías locales y la falta de justicia eficaz en varias regiones.
En Michoacán, la estrategia de seguridad parece entrar en una fase de resistencia más que de proclamaciones. Los hechos recientes recuerdan que el control no se consolida con una presencia momentánea, sino con persistencia, inteligencia y capacidad de Estado. El despliegue total, más que un punto de llegada, es apenas el comienzo de un terreno que sigue disputado.