Capula es una tenencia orgullosa de su identidad. Cada letra multicolor que componía su nombre frente a la carretera Morelia-Quiroga contaba una historia: del barro, de la flor, de la memoria viva de su gente.

Este fin de semana, esas letras terminaron destruidas por el impacto de un vehículo descontrolado. Un menor resultó lesionado. El conductor fue detenido. Y el resto, como suele pasar en Michoacán, se hunde en el silencio veloz de la costumbre.

El accidente ocurrió en un tramo de la carretera Morelia–Quiroga. Las autoridades informaron que el vehículo circulaba a exceso de velocidad.

Por causas aún no esclarecidas, el conductor perdió el control, se salió del asfalto y se estrelló contra el letrero que formaba la palabra “CAPULA”, instalado a un costado de la vialidad como parte de los esfuerzos por impulsar el turismo en la zona.

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El menor que resultó lesionado fue trasladado de inmediato a un hospital, y hasta el momento su estado de salud se reporta como estable.

El conductor fue detenido por elementos de tránsito mientras se determinan las responsabilidades legales. No se han confirmado si hubo consumo de alcohol o alguna otra sustancia involucrada.

El caso ha despertado indignación en la comunidad, no solo por las afectaciones materiales y físicas, sino por lo que representa el hecho. Las letras turísticas no son simples ornamentos: son emblemas que buscan proyectar identidad y pertenencia en un estado que ha apostado por su riqueza cultural como carta de presentación al mundo. La destrucción de ese símbolo, por imprudencia o negligencia, resuena más allá del accidente.

Las autoridades locales han prometido restaurar el letrero dañado. Mientras tanto, queda un recuerdo amargo en Capula: el de un nombre propio desbaratado en segundos, frente a una comunidad que lo ha sostenido durante siglos.