Vivir en un entorno desordenado y con desorganización puede tener graves consecuencias para la salud mental y física de las personas, según diversos estudios realizados sobre el tema.
Entre las desventajas estudiadas se encuentran problemas de memoria, malos hábitos alimentarios, mayor probabilidad de desarrollar trastornos del estado de ánimo y menor control de los impulsos.
Según investigaciones, la desorganización puede provocar trastornos crónicos de ansiedad en algunas personas, disminuir la sensación de bienestar y felicidad, así como la capacidad de concentración y toma de decisiones.
Trabajar en un entorno desordenado también puede llevar a una sensación de agotamiento más rápido.
Te puede interesar: Bebés nacidos en pandemia serían más resistentes a enfermedades y alergias
Además, el desorden y la desorganización pueden conllevar una pérdida de productividad significativa, ya que las personas suelen perder tiempo buscando objetos perdidos, faltando a citas o retrasándose en el trabajo debido al desorden.
Sin embargo, organizarse puede mejorar la calidad de vida, disminuir los niveles de estrés, aumentar la eficacia personal y mejorar la salud física.
En el ámbito de las relaciones interpersonales, el desorden puede afectar la comunicación y hacer que las personas se sientan ignoradas o poco importantes.
Aprender a ordenar y organizarse puede tener un impacto positivo en la salud mental y física de las personas, así como en sus relaciones interpersonales. Por lo tanto, es importante tomar medidas para mantener un entorno limpio y ordenado en beneficio de la salud y el bienestar general.