Investigadores han confirmado la existencia de actividad eléctrica en la atmósfera de Marte, aunque muy diferente a los relámpagos que se observan en la Tierra. El fenómeno, detectado a través de sonidos registrados por el rover Perseverance de la NASA durante dos años marcianos, podría influir en la búsqueda de signos de vida pasada y en el diseño de futuras misiones de exploración.

El estudio, publicado en la revista Nature, revela que estas descargas se producen en forma de eventos triboeléctricos, pequeñas “chispas microscópicas” que se generan cuando las partículas de polvo marciano se frotan unas con otras. Según explica Germán Martínez, del Centro de Astrobiología (CAB) y uno de los autores del trabajo, estas descargas son miles de millones de veces menos energéticas que los rayos terrestres; la más intensa detectada sería comparable a la chispa que enciende un automóvil.

Marte, un planeta frío, seco y cubierto de polvo, experimenta tormentas y remolinos de viento que levantan partículas, creando un campo eléctrico capaz de alcanzar el umbral necesario para generar estas pequeñas descargas. Agustín Sánchez Lavega, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), señala que en condiciones de fuertes vientos y frentes de polvo, estas descargas podrían ser muy frecuentes.

El equipo observó un total de 55 chispazos, casi todos relacionados con remolinos de polvo o frentes de tormenta en movimiento. Este hallazgo tiene implicaciones significativas: los campos eléctricos generados podrían formar percloratos, compuestos que degradan moléculas orgánicas y dificultan la detección de posibles biofirmas en la superficie marciana.

“Si buscamos indicios de vida pasada, debemos considerar que algunas señales podrían haberse destruido por estas descargas”, advierte Martínez. Además, estas descargas son un factor crítico para el diseño de instrumentos y futuras misiones humanas, ya que un sensor podría verse afectado por un chispazo eléctrico, aunque hasta ahora no se han registrado incidentes.

Otro aspecto relevante es su impacto en los modelos meteorológicos marcianos. La presencia de campos eléctricos podría modificar la cantidad de viento necesaria para levantar polvo, algo crucial para planificar la logística de futuras exploraciones humanas.

El descubrimiento fue posible gracias al micrófono del instrumento SuperCam, a bordo de Perseverance, que captó interferencias acústicas asociadas a los campos magnéticos generados por las descargas triboeléctricas. Estas señales, según Martínez, tienen un patrón definido que permitió al equipo identificarlas y caracterizar la actividad eléctrica del planeta.