El Panteón que conocemos hoy es el resultado de la combinación de dos edificios construidos para honrar a los dioses romanos.

El primer Panteón fue erigido en el 27 a. C. como parte de la renovación del Campo de Marte en Roma; sin embargo, a lo largo de los años, varios incendios y desastres naturales dejaron el edificio en ruinas, y en el 118 d.C., fue reconstruido por completo respetando la entrada original.

El templo estaba situado en un lugar simbólico para los romanos, ya que se creía que allí había desaparecido Rómulo, el fundador de Roma.

La planta redonda del Panteón fue una innovación arquitectónica revolucionaria para la época, con una cúpula oculta por la construcción original. Se desconoce con certeza quién fue el arquitecto, aunque se ha sugerido que pudo haber sido Apolodoro de Damasco.

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La estructura del Panteón inspiró la arquitectura de otros edificios a lo largo del imperio romano.

El Panteón tiene la cúpula más grande jamás construida hasta el siglo XX, con un diámetro de 43.30 metros hecha de hormigón. Según Dion Casio, el interior de la cúpula simbolizaba la bóveda celeste y el mundo terrenal, con la luz del óculo representando el vínculo entre dioses y hombres.

A lo largo de los años, el edificio ha resistido gracias a su conversión en iglesia y ha sido asociado con tumbas famosas, como la de Rafael Sanzio.

Ese edificio ha sido un modelo para otros monumentos importantes, como los Inválidos de París y la catedral de San Pablo en Londres. Miguel Ángel elogió su diseño diciendo que había sido hecho por ángeles, y Urbano VIII lo consideró el edificio más célebre del mundo.